Los días se hacen más cortos, fríos, y el invierno se acerca a Madrid. Con las bajas temperaturas dejamos los helados, y cada vez nos apetece más un buen café acompañados de un libro. Pero, ¿dónde encontrar el volumen perfecto? Hemos paseado por las calles de Madrid y entrado en las librerías míticas de la capital. ¿Nos acompañas?
La Central de Callao, cafetería incluida
De un tiempo a esta parte, las librerías con cafetería se han popularizado. Pero hace mucho que La Central, junto a la parada de metro de Callao, incluye este mix. Avanzamos por la calle Postigo de San Martín para dar con una enorme puerta que da acceso a un pasillo cubierto de libros.
Al fondo nos espera el olor a café, libros nuevos y tarta de zanahoria (imprescindible). También una decoración mural hecha con antiguas ventanas. Buena parte de la planta baja es librería, pero el grueso de los 1200 m2 dedicados a los libros se encuentra al subir las escaleras.
Librería San Ginés, acompañada de churros
Esquinada en el pasadizo de San Ginés, a un tiro de piedra de la churrería del mismo nombre, un pequeño kiosco aguanta el paso del tiempo y las modas. Es una de las librerías más antiguas de España, y en ella podemos encontrar, entre otros, libros viejos. Y es que San Ginés es una “librería de viejo” (se llaman así).
No hay una temática definida, y de una semana a otra podemos encontrar todo tipo de volúmenes. Novelas, tratados políticos, manuales obsoletos de medicina y ediciones únicas. Es bonito ir a pasear por sus dos filas de libros, y darse cuenta de cómo Madrid cambia alrededor de este apéndice de la iglesia.
Librería UNED, apoyando el conocimiento
Mucho más joven y activa es la Librería UNED, un espacio casi obligatorio para los alumnos de las universidades de Madrid, y de toda España. Abrió en 1991 y ha atendido a varias generaciones de estudiantes que, a menudo, no sabían muy bien a por qué venían. Pero uno mencionaba carrera, curso y asignatura y el personal especializado volvía de la trastienda con el libro que necesitabas para aprobar.
La mencionamos no solo por su amplio conocimiento universitario, sino por el esfuerzo que realizan día a día para que el alumno se dedique a lo suyo: a estudiar. Fueron de las primeras librerías con un stock digitalizado y, en su momento, de los primeros en enviar contra reembolso libros.
Librería Desnivel, para los apasionados del deporte
Las librerías especializadas en Madrid son bastante frecuentes. Es lo que tiene que haya mucha población en un mismo espacio: uno puede centrarse en un tema y, en este caso, aventurarse en la montaña. La Librería Desnivel abrió sus puertas en 1898 y sigue abierta. ¿Su reclamo principal? La escalada.
Aquí se da espacio a todo tipo de deportes relacionados con el medio ambiente y la naturaleza, aunque predominan las montañas, el frío de los glaciares y todo tipo de elevaciones (y caídas). Quizá sea la librería con más autores fallecidos al tratar de superarse.
Librería Nicolás Moya, un espacio de ciencia
Si uno es aficionado a la ciencia, y a los libros caros, la Libería Nicolás Moya es una imprescindible. Allí van los estudiantes de veterinaria, medicina y agricultura cada cuatrimestre en busca de conocimiento. Sobre estas tres temáticas está construida la librería, pero incluye muchas otras.
Esta librería descansa desde 1862 en la calle Carretas, y no tiene pinta de que vaya a moverse. Es la librería más antigua de todo Madrid. Y ahí siguen, impulsados con el espíritu de Ramón y Cajal, gran aficionado a su diminuto interior.
Calle de los Libreros, la calle de los libros
Dejamos para el final la que probablemente sea la calle más conocida para los amantes de la lectura: la calle de los Libreros, y sus librerías. Entrando desde Gran Vía, muy cerca de nuestros apartamentos de Plaza de España, tenemos la librería Madrid, la librería Alcalá, La Casa de la Troya, La Merced, y algunas otras.
Esta fue durante muchas décadas la calle donde más libros se vendían por todo Madrid. Hoy día el mayor número de ventas probablemente vengan de otras algo más céntricas como La Casa del Libro o la Fnac, junto a la calle Rompelanzas; o quizá librerías de voluntariado como Tuuu Librería.
Dicen que los madrileños leemos poco. ¿Por qué no les demostramos que no es así? Llega el invierno, habrá que hacer acopio de libros.