La Plaza de España de Madrid, además de ser el lugar céntrico y con encanto que alberga nuestros apartamentos, también es lugar frecuentado de disputas y rifirrafes. De «si sí o si no» políticos o de «si tú dijiste aquello pero hiciste esto» que ocupan largas columnas de periódicos de opinión.
De lo que quizá no sean conscientes los madrileños es de que los recientes tira y afloja no son ni mucho menos los más serios que ha tenido la Plaza de España, y que ha tenido una evolución con tantas reformas y puntos de vista que para seguirles el rastro haría falta un blog entero.
Os mostramos tan solo algunos de los muchos hechos curiosos que dieron lugar a la plaza tal y como la conocemos.
Plaza de España, de todos y de nadie
Siendo objetivos –no puede ser de otra manera cuando se habla de un espacio emblemático– en Plaza de España todo alcalde, comandante en jefe, dictador o rey ha metido mano. Y no han sido pocos. En Plaza de España, como se suele decir, ha opinado hasta el apuntador, a excepción de los propios madrileños.
Tan solo en los últimos años se ha preguntado a los madrileños ¿Cómo quieres que sea Plaza de España? y quizá veamos sus resultados de aquí a un tiempo. De lo que estamos seguros es de que Plaza de España seguirá siendo el lugar de paso y admiración que es hoy día, y que se debe a muchas manos a lo largo de muchos siglos.
El barranco de San Vicente, cuando Plaza de España no era más que un monte
A muchos de nosotros se nos olvida que, hace siglos, Plaza de España ni siquiera existía como proyecto. No estaban ni sus líneas rectas ni la planicie que hoy día la caracterizan. Ni mucho menos había edificios a su alrededor.
De hecho, la Cuesta de San Vicente fue conocida en su momento simplemente como Camino del Río (del río Manzanares, por supuesto); y consistía en un camino de tierra que habría dado a los Jardines del Campo del Moro, si estos hubiesen existido.
Cartografía original de Pedro Teixeira (1656). Líneas rojas dibujadas por Urban Networks.
Como se ve en el plano de 1656 de Pedro Texeira, donde las líneas rojas son los edificios actuales, la Plaza de España no era más que unos pocos terrenos situados en uno de los lindes del Madrid de aquella época.
Incluso un siglo y pico después, cuando Antonio Espinosa volvió a dibujar Madrid en 1769 tras la reforma de los Jardines del Palacio Real, Plaza de españa seguía siendo poco más que un conjunto de campos. La parte más o menos llana de un barranco.
Plano de Madrid de Antonio Espinosa de los Monteros (1769). Fuente: Wikipedia.
La cuesta de San Vicente existía con extraño nombre de Cuesta que sube al Palacio Real [desde el río], y del centro comercial que hoy llamamos Príncipe Pío tan solo puede leerse Barrancos y Huertas de Pío.
El Cuartel de la Montaña
Hacia 1800 se construyó donde ahora hay un enorme templo egipcio (el Templo de Debod) un pequeño reducto militar que para 1866 había sido ampliado a Cuartel de Infantería Real. La originalidad de la época lo llamó Cuartel de la Montaña.
Plano de Juan Noguera, 1848. Fuente: Biblioteca Nacional de España.
Más o menos en el mismo tiempo se construyó lo que iba a ser un convento para los padres franciscanos, pero el hermano mayor de nuestro amigo Napoleón, José Bonaparte, decidió que era mejor hacer un cuartel: el Cuartel de San Gil.
Ambos cuarteles serían clave a la hora de aplanar el monte de Príncipe Pío y los terrenos de la futura Plaza de España y del Barrio de Argüelles.
El ensanche de Argüelles
Hacia 1872 la modernidad estaba llegando a Madrid, y poco a poco se iba conformando la Plaza de España (aunque todavía no había ninguna). La urbanización del Barranco de Leganitos –sí, Leganitos también fue un barranco– ya se había terminado, así como el ensanche norte.
Plano de 18721874 de Carlos Ibañez Ibero. Líneas rojas dibujadas por Urban Networks.
El ensanche este (todavía sin dibujar en la imagen de arriba) estaba en previsión, y daría su forma final a la Plaza de España. Pero para que esta fuese la que conocemos hoy en día hacía falta, bueno, una plaza.
La Plaza de España
En 1905 se echó abajo el Cuartel de San Gil (eso para que vuelvas, Bonaparte) y en su lugar apareció un enorme espacio en blanco que un tal Jesús Carrasco-Muñoz modeló sobre planos con gran maestría. La plaza sería un lugar de encuentro cultural y de negocios, pero también contaría con su vertiente para las gentes de Argüelles.
Vista parcial del Proyecto para la Plaza de España de 1910 de Carrasco. Fuente: Memoria de Madrid.
Arbolada, y con un paseo de estatuas, un magnífico túnel subterráneo, tal y como se veía en los periódicos de la época, conectaría la plaza con la estación ferroviaria del Norte (hoy Príncipe Pío).
Por supuesto, de todo esto no se hizo nada. Lo que sí se hizo, años más tarde, fue conectar las estaciones de Príncipe Pío con Plaza de España mediante la Línea 10 de metro.
Bienvenida a Cervantes a la Plaza
Algo que sí que se cogió del proyecto original de Carrasco y se llevó a cabo años más tarde fue la estatua de Cervantes. Aprobada durante la dictadura de Primo de Rivera, tendría que esperar a que pasase la Guerra Civil y que Franco ejerciese su propia dictadura para ser terminado.
Monumento a Cervantes de Plaza de España. Una versión sin terminar fue inaugurada en 1929. Se terminó en 1960. Fuente: FouPIc
Da la impresión de que Cervantes es lo único que tienen en común todos los gobiernos españoles, algo que no es de extrañar teniendo en cuenta su repercusión internacional. Fue también tras la guerra que se terminó el Edificio España en 1953, la Torre de Madrid (casi escondida en la foto) en 1960, y el paso elevado tan característico inaugurado en 1972.
Desde nuestros apartamentos de Plaza de España 6 tenemos una vista privilegiada de toda la plaza, Cervantes incluido, y de los cambios que se realizan en ella. Algunos de gran calado como el demoler o levantar un edificio, otros de pequeña importancia como es reformar los setos, y algunos que ponen patas arriba a la capital.
De lo que estamos seguros es de que Plaza de España, sea como sea, seguirá siendo el lugar céntrico y agradable que es hoy día. Y que ha sido durante gran parte de su historia.
Imagen de portada | Don Quijote y Sancho Panza