Desde hace siglos, mucho antes de que el teleférico recorriese el cielo de Madrid o que fuese levantado el Parque de Atracciones con sus impresionantes máquinas hacia el cielo, las vistas desde el Templo de Debod ya eran impresionantes.
A pesar de que lo único que podía verse eran los municipios de Carabanchel y la Pradera de San Isidro, o quizá precisamente por eso. El skyline de Templo de Debod ha cambiado a lo largo de los años y, sin embargo, no ha perdido su esencia de mirador.