Desde hace siglos, mucho antes de que el teleférico recorriese el cielo de Madrid o que fuese levantado el Parque de Atracciones con sus impresionantes máquinas hacia el cielo, las vistas desde el Templo de Debod ya eran impresionantes.
A pesar de que lo único que podía verse eran los municipios de Carabanchel y la Pradera de San Isidro, o quizá precisamente por eso. El skyline de Templo de Debod ha cambiado a lo largo de los años y, sin embargo, no ha perdido su esencia de mirador.
El centro de Madrid
Dejando atrás Plaza de España, y abriéndose uno paso entre las hordas de turistas (o bien acudiendo un poco antes), lo primero que uno puede contemplar desde el mirador de Debod es toda la zona del Palacio Real a mano izquierda. Este asoma de entre unos árboles que llevan ahí plantados más que ningún madrileño que habite hoy día.
Adosada al Palacio Real mediante la arquería de la Plaza de la Armería (casi invisible desde Debod) se encuentra la Catedral de la Almudena, con su cúpula y sus dos torres acabadas en punta. Y entre ambos edificios aparece un cimborrio. Se trata de un efecto óptico que coloca la Iglesia de San Andrés entre ambos, cuando en realidad se encuentra en el antiguo barrio mudéjar, al fondo.
Un palmo a la derecha de la Almudena, asoma el tercer templo católico consecutivo en el cielo de Madrid: la Real Basílica de San Francisco el Grande, y su vista lateral. Justo junto al Seminario Conciliar de Madrid, que si bien no es un templo, sí está ligado al mundo eclesiástico.
El sur de Madrid
Algo más a la derecha, y oculto por la perspectiva, la depresión del Manzanares nos lleva a construcciones más modernas, como son la antigua plaza de toros de La Chata, hoy Palacio de Vistalegre, cuya cúpula suele reflejar los rayos del Sol del atardecer y fue un desafío tecnológico cuando se levantó en 2001 con una cubierta capaz de desplazarse.
Y casi junto a esta plaza en la perspectiva desde el Templo de Debod, otra obra de arquitectura moderna: el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla, al que muchos conocemos como Hospital Militar por su pasado histórico. Un auténtico rascacielos de 22 pisos con más de un siglo de antigüedad.
Parques, campo y más parques
Según se esté mirando desde un punto u otro del parque, el Parque de San Isidro, junto con el cementerio del mismo nombre y el Parque de la Cuña se encontrarán más o menos en la misma posición que los dos edificios anteriores. Y, entre ambos, La Ermita de San Isidro, uno de los edificios más antiguos del Madrid actual.
Que contrasta con las siguientes construcciones por su juventud. Y es que tras pasar el Paseo de Extremadura, que se dirige al sur cortando Madrid en dos, encontramos la Casa de Campo. En ella, una serie de estructuras metálicas sobresalen del paisaje arbolado: el Parque de Atracciones de Madrid.
En días despejados en los que la ciudad está prácticamente en silencio, se escuchan de vez en cuando los gritos de quienes suben a las atracciones.
El final del mirador de Debod
Y si seguimos girando la cabeza, y paseando por el mirador, nos encontraremos con que una arboleda vuelve a cubrir nuestra visibilidad. Es el final del mirador. Al otro lado de los árboles, el Faro de Moncloa (llamado en realidad «Torre de Iluminación y Comunicaciones del Ayuntamiento de Madrid») o tan solo unas luces que surgen de los árboles por la noche.
A nuestra derecha, el Templo de Debod ocultando sus arcos, que miran en dirección a la Plaza de España, invisible tras varias líneas de edificios del Barrio de Argüelles.
Imagen de portada: Templo de Debod