Todas las ciudades europeas tienen símbolos. En Madrid, uno de los más antiguos es el del oso y el madroño que aparece en su escudo. Aunque aún más conocido que el escudo y bandera es la Estatua del Oso y el Madroño en la Puerta del Sol.
Esta estatua fue inaugurada en 1967, muchos siglos después de que tanto el úrsido y el árbol se hiciesen populares. Pero, ¿por qué un oso y un madroño?
El origen del oso (o más bien la osa)
El oso llegó antes que el madroño al escudo madrileño. Ya hay grabados del siglo XII que muestran uno o dos osos (u osas) en las banderas de la ciudad y de los pueblos de alrededor.
Pero aunque hoy día se llama oso a esa figura oscura del escudo de Madrid, lo más probable es que se trate de una osa. Nada menos que la Osa Mayor que vieron los griegos en el conjunto de estrellas que luego los árabes llamaron El Carro.
El problema del oso surge cuando aparece también la leyenda del siglo XIV en que Alfonso XI de Castilla abatió a un oso en los montes cercanos a Madrid.
Aunque no se sabe si esta historia es o no verídica, lo que es seguro es que en Madrid había osos. Aparece en el Libro de la Montería que Madrid es un buen emplazamiento para el oso y el puerco.
De modo que tenemos un registro histórico que dice que es la Osa Mayor, y otro registro que fue un oso (o una osa) abatido por un rey. Sea como fuere, ahí está todavía intentando coger las bayas del madroño.
El origen del madroño
Antes del siglo XIII el oso aparecía representado de varias maneras en los escudos. En algunas, paseando sin más de un extremo del escudo al otro. Pero en otros aparecía apoyado en murallas, torres, torreones o edificios fortificados.
Pero ocurrió que en el siglo XIII hubo un enfrentamiento entre el clero y el personal del ayuntamiento de Madrid. Por un lado, el Cabildo de la Clerecía de Madrid decía que determinados terrenos pertenecían a la Iglesia. Como no podía ser de otro modo, el Ayuntamiento decía exactamente lo mismo: que los terrenos eran suyos.
Tras años de rifirrafes se llegó a una solución de compromiso. El cabildo se quedó con los terrenos de pasto y cultivo; mientras que el ayuntamiento consiguió los terrenos de bosque.
Para dejar la materia clara y que no hubiese confusión en que el oso era del Ayuntamiento (y no de la Iglesia), se plantó un árbol en el escudo que despejase las dudas.
Así, los escudos que tenían algún edificio o construcción la eliminaron para poner el árbol. Y aquellos que no lo tenían hicieron que el oso se apoyase contra él en lugar de holgazanear.
Se eligió un madroño por dos motivos. Por un lado, Madrid era un lugar con bastantes madroños naturales, con los que se hacían confituras y mermeladas. Por otro, el madroño estaba de moda. La peste azotaba media Europa y se pensaba que las hojas de este árbol ayudaban como remedio contra la enfermedad.
Así, el oso que ya era símbolo de la ciudad se convirtió en un oso que resistía la enfermedad al comer hojas y bayas de madroño.
Las estrellas y la corona del escudo de Madrid
Todavía en el escudo de la ciudad (de 2004 en su versión actual) se pueden ver las siete estrellas que dan lugar a la constelación de El Carro. Aunque por supuesto en el escudo no aparecen con la forma del carro. Hay teorías sobre que heredamos estas estrellas de la cultura árabe que existió en Madrid siglos atrás, aunque no queda claro.
De la aparición de la corona se sabe mucho más. Ocurrió en 1554, cuando Carlos I adjudicó a Madrid los adjetivos de coronada e imperial. Solo entonces la corona real pudo aparecer en el escudo de la ciudad, y lo hizo sobre el madroño.
Es muy probable que el escudo cambie más a lo largo del tiempo. Si la ciudad está viva, ¿por qué no iba a estarlo sus insignias?
Imágenes | Plaza del Sol, Escudo de Madrid, Osa Mayor, Frutos del madroño, Editanet